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Incendios en Corrientes: lo que el fuego se llevó

La reserva natural en la que trabajan grupos del CONICET ardió por segunda vez en menos de tres meses. Reclaman mayor acción estatal y compromiso social.


Los monos fueron devorados por las llamas del incendio que afectó a la reserva natural en la que se encuentra la Estación Biológica Corrientes del CONICET. Foto: Gentileza Marita Romero
Los monos fueron devorados por las llamas del incendio que afectó a la reserva natural en la que se encuentra la Estación Biológica Corrientes del CONICET. Foto: Gentileza Marita Romero
Los monos fueron devorados por las llamas del incendio que afectó a la reserva natural en la que se encuentra la Estación Biológica Corrientes del CONICET. Foto: Gentileza guardaparque Adriana Vallejos

Las imágenes de los animales que murieron calcinados en el incendio de una reserva natural de Corrientes la semana pasada inundan las redes sociales. Miles de usuarios viralizaron las fotos compartidas por el investigador del CONICET Martín Kowalewski, quien utilizó sus cuentas personales para llamar la atención por la falta de acción estatal y compromiso social para frenar estas tragedias evitables.

El 90 por ciento de las 80 hectáreas del Parque Provincial San Cayetano, ubicado a pocos kilómetros de la ciudad capital, ardieron entre el jueves y el viernes. Fue el segundo incendio en menos de tres meses, que afectó el área de trabajo de la Estación Biológica Corrientes, una dependencia del CONICET en la que se desempeñan cerca de una decena de investigadores, becarios, técnicos y estudiantes que analizan la ecología y el comportamiento de animales silvestres como monos, zorros y aguará guazú.

Los daños que produjo el fuego en el ambiente todavía no fueron completamente dimensionados. “Veníamos relevando veinte grupos de monos, con unos doce individuos en cada uno. Al menos el treinta por ciento de esa población murió en el incendio. Otros pudieron escapar, pero no sabemos si podrán sobrevivir fuera de su ambiente”, advierte Kowalewski, quien es investigador independiente del CONICET y estudia la especie de monos aulladores negros y dorados (Alouatta caraya).

A estas pérdidas se suma la destrucción total de poblaciones de pequeños anfibios y reptiles, que no pudieron huir y de aves, que en muchos casos estaban comenzado temporadas de reproducción y establecimiento de nidos. “La pérdida fue casi total”, enfatiza.

Estas terribles consecuencias, advierte el biólogo, podrían haberse evitado. “Aunque todavía falta mejorar la regulación en materia ambiental en Argentina y en la región, ya existen normativas que no se cumplen: hay ordenanzas, leyes provinciales y nacionales que establecen distintos procedimientos que deben ser respetados. Si las quemas se realizaran con los permisos que corresponden, tramitando las autorizaciones pertinentes y existieran mejores mecanismos de control y sanciones, no estaríamos lamentando esta situación”, considera Kowalewski.

Además de la falta de acción por parte de distintos organismos del estado, el investigador también reflexionó acerca de la necesidad de fortalecer la conciencia social y el acceso a la información. “Es necesario incorporar las problemáticas ambientales en las escuelas. Es un derecho y una responsabilidad de todos. Necesitamos una sociedad más consciente para que los dueños de los campos entiendan que los derechos ambientales pasan por encima del derecho de la propiedad privada. La explotación debe ser responsable y sustentable”, agrega.

Muchos de los estudios que se desarrollan en la Estación Biológica Corrientes son demográficos y poblacionales, por lo que se realizan a largo plazo. El factor de los incendios deberá ser incorporado y demostrará el terrible efecto de este tipo de fenómenos en el ambiente.

“El Parque se nos convirtió en un laboratorio natural muy triste”, admite Kowalewski, aunque confió en que los dramáticos resultados que arrojarán los datos sirvan para dimensionar la problemática y acelerar la toma de decisiones.

Por Cecilia Fernández Castañón. CCT Nordeste.