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Se realizó el pre simposio del ENGEO: “La ciencia como política regional. Pensando el desarrollo de las Ciencias Sociales en el NEA”

La actividad organizada por el Instituto de Investigaciones Geohistóricas reunió de manera virtual a investigadores, becarios y estudiantes de la región y contó con la participación del vicepresidente de Asuntos Científicos del CONICET, Mario Pecheny.


El viernes 4 de diciembre se realizó el pre simposio virtual del Encuentro de Geohistoria Regional (ENGEO), titulado “La ciencia como política regional. Pensando el desarrollo de las Ciencias Sociales en el NEA”. La actividad fue organizada por el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI, CONICET - UNNE)  como preparación al IX Simposio que acompañará al XL ENGEO y contó con la participación del director del CONICET electo por el gran área de Ciencias Sociales y Humanidades y actual vicepresidente de Asuntos Científicos, Mario Pecheny. 

 

Cada edición del ENGEO  —un tradicional encuentro académico que se realiza anualmente desde 1980 y tiene como sede al IIGHI cada dos años—, es acompañada por un simposio en el que se abordan temáticas específicas. Para 2020, los organizadores tenían previsto conformar un panel acerca de “La producción científica en el NEA. Debates y nuevos horizontes para pensar la ciencia en la región”, pero las medidas dispuestas en el marco de la pandemia de COVID-19 impidió la realización de la reunión de manera presencial, por lo que se optó por un debate preliminar que se realizó de manera virtual, a través de una videoconferencia abierta que fue transmitida en vivo

 

De la apertura del encuentro participaron la directora del IIGHI, María Laura Salinas; la directora del CCT CONICET Nordeste, Marisa Censabella y la rectora de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Delfina Veiravé. La coordinación estuvo a cargo de la investigadora independiente del CONICET en el  IIGHI, María del Mar Solís Carnicer, quien abrió la jornada planteando la necesidad de debatir acerca de la realidad de las ciencias sociales dentro del CONICET, teniendo en cuenta la marcada concentración de recursos humanos que existe en la zona del centro del país. 

 

Los tres ejes propuestos para los participantes fueron el lugar e impacto de las ciencias sociales en la política científica a nivel nacional y regional, el rol de las ciencias sociales en relación con la posibilidad de revertir desigualdades, desequidades y periferias en el marco del desarrollo científico y la necesidad de repensar los límites entre investigación y transferencia. 

 

El panel comenzó con la participación de Mariana Leconte, investigadora adjunta del IIGHI y responsable del Programa de Desarrollo Tecnológico y Social (PDTS) “Cultura y Ciudadanía Activa”, que se desarrolla desde el año 2015 en el complejo de barrios conocido como La Olla en la ciudad de Corrientes. Durante su intervención, planteó la necesidad de profundizar el diálogo entre investigadores y actores sociales, reconociendo no sólo los límites de cada disciplina sino también los de la academia para comprender los problemas y construir los abordajes, las intervenciones y las soluciones. 

 

“Es cada vez más urgente pensarnos como investigadores en los territorios, pensándolos como espacios de vida, con lugares donde operan los discursos. No podemos seguir pensando la investigación sólo en ámbitos institucionales y académicos. Necesitamos pensarnos en otros espacios, poniendo el cuerpo y haciendo circular el saber que está acumulado en los grupos e instituciones. Eso es replicar una lógica que desde las ciencias sociales y humanas queremos poner en cuestión y transformar”, señaló durante su presentación. 

 

La segunda exposición estuvo a cargo de la investigadora independiente del CONICET y directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Territorial y del Hábitat Humano (IIDTHH, CONICET - UNNE), Liliana Ramírez. Durante su intervención, expuso datos estadísticos y analizó la situación de las ciencias sociales en el NEA, advirtiendo que en las provincias de la región hay menos de un investigador en esta área por cada mil egresados universitarios. 

 

“Es fundamental que el desarrollo científico intente encontrar miradas en los territorios donde se producen las desigualdades. Las ciencias sociales y humanas tienen un rol protagónico en este tipo de abordajes, que deben ser interdisciplinarios y multitemporales, sosteníendose en el tiempo para poder saber cómo impactan las políticas”, consideró. Además, propuso dejar de pensar en límites entre la investigación y la transferencia, incorporando el concepto de frontera, que es más amplio y permite contemplar la yuxtaposición de ambas.  “La transferencia no siempre va a consistir en un bien o un producto tangible, sino en un saber hacer las cosas, en la capacidad de transformar”, agregó. 

 

Por último, el vicedirector de Asuntos Científicos del CONICET electo por la gran área de ciencias sociales y humanidades, Mario Pecheny, abordó los ejes temáticos planteados y destacó la importancia de seguir trabajando de manera conjunta con las instituciones asociadas. “No hay manera de federalizar la ciencia y la tecnología si no es de la mano con la universidad pública”, opinó. 

 

Durante su participación, expuso los resultados de una investigación publicada en marzo que analiza cómo las desigualdades sociales impactan en la posibilidad de cumplir con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) dispuesto en el marco de la pandemia de COVID-19 y cómo esta emergencia sanitaria profundiza otros problemas que existen. “Este trabajo muestra lo que plantearon las expositoras anteriores: las potencialidades y posibilidades de la investigación social anclada en territorio, así como también los problemas y las limitaciones que seguimos teniendo”, señaló.

 

En ese sentido, hizo referencia a la manera en la que se trabajó para la concreción de este informe, que se concluyó en pocos días y fue publicado en dos semanas en el sitio oficial del organismo, mediante el aporte de investigadores de distintas provincias del país. “En nuestro sistema, nosotros investigamos durante años, pero las políticas públicas se definen en meses o semanas. En el marco de la pandemia, las decisiones se tomaron en días o hasta en horas. En ese sentido es interesante cómo las ciencias sociales y humanas pudieron dar una respuesta, a través de este informe, en muy poco tiempo”, destacó. “Si queremos contribuir desde nuestro trabajo, debemos hacerlo de esta manera: con interdisciplinariedad y desde el territorio”, agregó.

Luego de las exposiciones, se generó un interesante intercambio con los participantes, quienes plantearon distintos comentarios y propuestas basadas en la realidad del NEA. Además, renovaron sus reclamos por la falta de políticas y medidas concretas que favorezcan al fortalecimiento de las líneas de estudio regionales.