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LA CRUZ, CORRIENTES
Científicos avanzan en la protección de la reserva "Tres Cerros"
Investigadores de la universidad y el CONICET trabajan en la protección de este espacio natural.
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El Paraje Tres Cerros, un lugar prácticamente desconocido para la ciencia hasta hace unos años, constituye un paisaje único por su biodiversidad. Gracias al trabajo de investigadores, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), se avanza en el conocimiento y conservación de esta reserva natural con cerros insertos en plena llanura.
“Es preciso cuanto antes visitar los Tres Cerros que dominan el pueblo de La Cruz; el reino animal es muy extenso, y no se conoce si no de un modo superficial, interesa mucho estudiarlo y hacer una colección completa de él”, exponía en el año 1885 el reconocido naturalista Amado Bonpland.
Sin embargo, el paso de los años, y de más de un siglo y medio, no habían logrado satisfacer el deseo de Bonpland sobre el conocimiento de Los Tres Cerros, un afloramiento rocoso en medio de una amplia llanura, localizado a veintisiete kilómetros de la ciudad de La Cruz, en la provincia de Corrientes.
Pero una exploración para registrar anfibios y reptiles en el Paraje Tres Cerros, llevada cabo en el marco de un proyecto sobre la herpetofauna del NEA, dirigido por la Lic. Blanca Beatriz Álvarez, directora del Laboratorio de Herpetología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, se constituyó en un nuevo proyecto científico que actualmente reúne a decenas de reconocidos investigadores y profesionales de distintas disciplinas, todos coincidiendo en la importancia de proteger este sitio de inimaginada riqueza natural.
“Hoy podemos decir que las observaciones de Bonpland eran completamente acertadas” señalan los investigadores Rodrigo Cajade, Walter Medina y Alejandra Hernando, integrantes del equipo a cargo del proyecto de investigación y conservación, coordinado desde el Laboratorio de Herpetología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, y desde el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE-CONICET/UNNE).
Cajade reconoce que el proyecto surgió “casi de forma casual”, cuando en el año 2010 organizando una campaña para muestrear anfibios y reptiles en la cuenca correntina del río Uruguay buscaron a través de internet fotografías de lugares elevados en la provincia de Corrientes y descubrieron “Los Tres Cerros”.
Ya en la primera expedición, la cual previamente había generado grandes expectativas, encontraron numerosas especies únicas, no descriptas para la ciencia, para Argentina, o para Corrientes, e incluso que sólo se hallan en el Paraje Tres Cerros.
El potencial de biodiversidad fue contagiando a otros investigadores, y así de una investigación específica sobre anfibios y reptiles financiada por la universidad y una organización no gubernamental internacional (Conservation, Research and Education Opportunities International - CROI), se avanzó a un proyecto científico interdisciplinario que reúne a especialistas en todos los grupos vertebrados, artrópodos, la flora, la geografía y geología, con la meta del conocimiento y la conservación de este sitio.
La iniciativa dio lugar a la conformación de la “Alianza para la Conservación del Patrimonio Natural y Cultural del Paraje Tres Cerros”, con especialistas del CONICET, la UNNE, otras instituciones y universidades, y recientemente motivó la creación de la “Fundación Amado Bonpland” para la investigación y conservación de la naturaleza.
El lugar
Los Tres Cerros constituyen un afloramiento que se eleva sobre la llanura correntina simbolizando verdaderas “islas rocosas”, que representan las únicas elevaciones rocosas de este tipo en la provincia de Corrientes.
Los cerros son conocidos como “Nazareno” de una altura de 179 metros sobre el nivel del mar (msnm); “Capará” de 158 msnm; y “Chico” de 148 msnm. La región más occidental del cerro Nazareno es referida en algunos casos como un cuarto cerro denominado “Pelón” de 131 metros.
El paisaje no se extingue en rocas, sino que alberga distintos ambientes como tajamares y hasta una pequeña cascada, que cobijan a una profusa flora y fauna. Pero tanta biodiversidad se concentra en un espacio no mayor a 100 hectáreas, superficie reducida que conlleva una relativa vulnerabilidad.
La región del Paraje Tres Cerros fue habitada por la cultura guaraní la cual refería al territorio como “Ybiti Mbohapy” que se traduce del guaraní al castellano como “tres salientes de la tierra”. Las huellas del pasado, a más de cuatroscientos años, siguen presentes ya que en el lugar se pueden apreciar ruinas de las reducciones jesuíticas.
Desde la época de los jesuitas hasta la actualidad el Paraje Tres Cerros se ha caracterizado por la producción de ganado vacuno. A pesar de su historia y presente de intensa productividad ganadera, la naturaleza de esta región, y principalmente de los cerros, se halla muy bien conservada.
La producción en armonía con el ambiente ha sido una elección de los actuales propietarios de los campos donde se hallan los cerros. “El interés de los propietarios por proteger la naturaleza es genuino, en un contexto provincial con muchos ejemplos de la antinomia entre producción y conservación”, resaltan los investigadores.
La biodiversidad
Los relevamientos realizados en el sitio natural arrojan una muy rica flora y fauna para un territorio reducido en tamaño. La flora vascular está constituida por unas noventa familias vegetales con cerca de cuatrocientas especies registradas hasta el momento, de las cuales una veintena corresponden a especies endémicas o de distribución disyunta.
Algunas especies de plantas que tienen distribución en Uruguay, Brasil o Paraguay, en Argentina son conocidas exclusivamente en los afloramientos rocosos del Paraje Tres Cerros, los cuales también presentan singularidades en diversidad de hongos, líquenes y musgos.
El Paraje Tres Cerros y sus alrededores son un refugio para al menos veinticuatro especies de anfibios anuros y veintinueve especies de reptiles. Alrededor de ciento cincuenta especies de aves han sido registradas en los cerros, alcanzando las ciento ochenta especies si se consideran las áreas cercanas a estos. La diversidad de aves incluye especies amenazadas y aves migratorias que tienen a los cerros como destino en primavera y verano.
Entre los mamíferos se destaca la primera población conocida para Corrientes del murciélago cola de ratón, que junto a mamíferos como zorro gris, zorro de monte, gato montés, tatú mulitas, aguará popé, Aguara guazú, comadrejas y el guazuncho, entre otras especies, son parte del elenco faunístico de los cerros y sus alrededores.
En los tajamares crece abundante vegetación acuática, brindando un hábitat propicio para aves acuáticas, yacarés, carpinchos y peces de aguas quieta.
“Las Islas Rocosas u Orográficas como los Tres Cerros constituyen verdaderos laboratorios evolutivos donde la biodiversidad experimenta la evolución en aislamiento, produciendo fenómenos de endemismos, poblaciones relictuales y singularidades biogeográfica”, explicaron los investigadores de la UNNE y el CONICET.
Riesgos
Sin embargo, la reducida superficie implica alta vulnerabilidad para la flora y fauna ante la ocurrencia de cambios ambientales, como los incendios accidentales o quemas con fines productivos, el sobrepastoreo, la cercanía de perros, gatos y otros animales domésticos que suelen incursionar en la reserva.
Otros riesgos es el atropello de animales por parte de vehículos debido a la cercanía de la Ruta Provincial Nº 114 que pasa por la base de los cerros. También se registra una creciente actividad de recreación por visitantes ocasionales o pobladores locales que no guardan necesariamente una conducta de preservación arrojando basura, plásticos, grafitis en rocas y hasta colillas de cigarrillos con la amenaza de incendios.
Frente a la vulnerabilidad, la Fundación Amado Bonpland, la cual también nuclea a los investigadores encargados de este proyecto, logró el acuerdo con el propietario del campo donde se encuentran dos de los tres cerros principales, a través del cual se creó la Reserva Natural Privada “Paraje Tres Cerros”, para establecer medidas básicas de conservación de la naturaleza, como promover la investigación científica, la regulación del ingreso al lugar, capacitaciones a trabajadores de campos, entre otras acciones.
“El objetivo es lograr el reconocimiento de la reserva en el Sistema Federal de Áreas Protegidas y además observamos con buenas perspectivas iniciativas legislativas provinciales para la regulación de reservas naturales de propiedad privada”, explicó el doctor Cajade.
A su vez, comentó que se está trabajando en la elaboración de un Plan de Manejo, con la mira en la promoción del Ecoturismo como herramienta de conservación. En el proyecto se considera al ecoturismo como vía para la revalorización de áreas naturales a través de la educación ambiental.
Incluidos en la ruta turística de las ruinas de las reducciones jesuíticas, el Paraje Tres Cerros representaría un atractivo potencial con gran proyección a futuro.
Pero los especialistas son conscientes de que una implementación inadecuada de las visitas turísticas puede terminar representando una amenaza para la biota natural, por lo que consideran que un proyecto de esta característica amerita una profunda y constante evaluación.
“Se trata de un ecosistema muy frágil y escasamente representado por su reducida superficie. Por ello cualquier perturbación significativa, como podría ser la concurrencia masiva de gente, produciría sin lugar a dudas un impacto negativo de grandes consecuencias sobre la naturaleza del lugar”, explicaron los investigadores.
Lo principal es la investigación y la conservación, y se están dando importantes avances al respecto. Luego la meta es hacer conocer el lugar priorizando el cuidado del recurso. “De la correcta gestión integrada entre el sector científico, académico, socio-cultural y privado dependerá el desarrollo exitoso de cualquier proyecto de creación de área protegida para este sitio”, concluyeron.
El grupo de investigadores considera que es importante, junto a la investigación científica, la vinculación con la sociedad y la educación. Los investigadores participan en charlas y talleres de extensión, actividades concretadas en escuelas de la localidad de La Cruz, así como en el asesoramiento ambiental a su municipio y a los propietarios de los campos del Paraje Tres Cerros.
La formación de recursos humanos también es otra arista de este proyecto. En el marco del mismo se han promovido dos becas de pregrado y dos becas de postgrado, otorgadas por la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE, financiando las investigaciones para el desarrollo de tesis de licenciatura y doctorado de los estudiantes de la UNNE.
En el proyecto participan investigadores, profesionales e integrantes de diversas dependencias del CONICET y de la UNNE, como la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE-CONICET/UNNE), el Instituto de Limnología Dr. Raúl Ringuelet de La Plata, el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI-CONICET/UNNE), el Museo Provincial de Ciencias Naturales Florentino Ameghino de Santa Fe, y la Fundación Amado Bonpland, entre otras.
Fuente: Radio Sudamericana