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Con biotecnología y genómica, buscan mejorar especies de árboles en el Nordeste
Desde proteger variedades autóctonas hasta potenciar el rendimiento forestal, las aplicaciones de los proyectos IBONE son múltiples.
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El crecimiento de la industria forestal en la región del Nordeste, particularmente en las provincias de Corrientes y Misiones, requiere el desarrollo de técnicas que permitan obtener más y mejores recursos. En un laboratorio en el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE, CONICET–UNNE) se utilizan procedimientos de biotecnología y de genómica funcional que permiten dilucidar aspectos relacionados con el crecimiento y respuesta de las plantas, así como también producir masivamente individuos que presenten caracteres superiores.
El trabajo se desarrolla de manera conjunta entre el sistema científico y las empresas, a través de investigaciones que son financiadas por el CONICET, universidades y compañías privadas. Como resultado, se obtienen interesantes aportes para la ciencia y el desarrollo productivo de la región.
Pedro Sansberro es investigador independiente del CONICET y dirige el Laboratorio de Biotecnología Aplicada y Genómica Funcional, dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y del IBONE.
“En el laboratorio abordamos dos aspectos: por un lado, estudios básicos para analizar la sobre expresión de determinados genes y por el otro, desarrollamos protocolos de clonación de especies leñosas. Junto con el área de Fisiología del IBONE constituimos uno de los pocos lugares en el país que aún se dedica al desarrollo de protocolos de clonación mediante el uso de estas herramientas. Hay muchos lugares donde se aplican protocolos, pero nosotros nos dedicamos a desarrollarlos”, destaca el científico, que coordina un grupo integrado por investigadores de carrera y becarios de pregrado, doctorales y posdoctorales.
A través de becas cofinanciadas entre el CONICET y empresas privadas, en el IBONE se desarrollan tesis doctorales que permiten atender requerimientos del sector productivo. En ese marco, una de las investigaciones actuales apunta a crear un protocolo de clonación para Eucaliptus nitens.
“Esta especie, que todavía no se cultiva de manera pura en nuestro país, es considerara recalcitrante y difícil de enraizar, por lo que a través del análisis funcional de los genes que se expresan durante las diferentes fases que comprende el proceso de formación de las raíces adventicias, se espera generar información que permita mejorar su capacidad de enraizamiento”, indica el investigador.
Otro de los temas que se están abordando a través de este tipo de acuerdos con el sector privado tiene que ver con un protocolo para la clonación de pinos. “Los fitomejoradores han combinado dos especies de Pinus –elliottii var. elliottii y caribaea var. hondurensis- para aprovechar su potencial de crecimiento acelerado y buena calidad de madera. Sin embargo, en nuestra región existe un desfasaje temporal entre la floración de estas dos especies y eso limita la producción de semillas. Con esta investigación buscamos una solución alternativa para producir más individuos que expresen el potencial del cruzamiento interespecífico a partir del reducido número de semillas que se forman”, explica Sansberro.
Pero el uso de biotecnología para la producción de especies leñosas no solo se limita a las plantas en estudio, ya que las investigaciones deben atender otras cuestiones, como la aparición de bacterias y hongos. “Si se trata de sistemas convencionales de cultivo, existen alternativas para controlarlos, pero en estos casos los problemas están latentes porque el hecho de cambiar una variable nos puede causar un problema de contaminación y echar a perder todo el proceso. Esto nos obliga a crear procesos alternativos de clonación que nos permitan convivir con las asociaciones endófitas de la planta”, detalla el investigador.
El trabajo que encara el equipo científico del IBONE para cada uno de estos acuerdos con el sector privado también abarca otros aspectos. “En caso de que sea necesario, formamos el recurso humano que requiere la empresa y diagramamos el laboratorio para que ésta produzca sus propias plantas. La transferencia es completa”, destaca el responsable del laboratorio.
Además del trabajo con especies arbóreas, desde el IBONE también se avanza en la transformación genética de forrajeras del género Lotus. “El Lotus tenuis tiene mucho potencial para la región porque se podría utilizar en ambientes donde no prospera la alfalfa, realizando los mismos aportes nutricionales para los animales”, explica Sansberro.
En el laboratorio también se desarrollaron procedimientos de propagación masiva para especies arbóreas en peligro de extinción. “Uno de los trabajos más recientes que tuvimos fue el de una becaria de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), de la ciudad de El Dorado, quien en el marco de su tesis doctoral trabajó con cinco especies de la selva misionera que están en situación crítica. Una vez finalizado el estudio, la investigadora retornó a su Universidad, donde aplica los conocimientos desarrollados y continúa trabajando en la producción científica”, destaca Sansberro.
Vinculación y transferencia
La transferencia de los conocimientos científicos a empresas privadas y distintos organismos es un proceso que se dio casi de manera natural en el Laboratorio de Biotecnología Aplicada y Genómica Funcional. “Siempre perseguimos un fin aplicado. En ese camino, muchas veces nos adentramos en procesos que tienen que ver con ciencia básica, pero nuestra premisa es nunca quedarnos con lo que aprendimos. Todo el tiempo estamos buscando nuevos objetivos y trazando nuevas metas. Entendemos que publicar frecuentemente nos permite que la información que producimos quede y se distribuya. El crecimiento académico es muy importante, pero considero que nuestros aportes también son útiles cuando logramos solucionar un problema del sector productivo a través del desarrollo de una investigación con rigor científico”, resalta Sansberro.
“Estamos en una zona del país que es considerada una frontera agrícola, dado que nuestras condiciones ambientales son muy disímiles respecto a la región núcleo del país”, agrega el investigador. En ese sentido, opina que desde el sector científico queda un gran trabajo por delante para potenciar las acciones en este campo, realizando acciones conjuntas con otros organismos vinculados a la ciencia y al sistema productivo como, por ejemplo, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Por Cecilia Fernández Castañón. CCT Nordeste.