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CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
De Argentina a Estados Unidos, buscan reconstruir el camino de evolución del gliptodonte
Desde el CECOAL de Corrientes, plantean nuevas perspectivas para el estudio de mamíferos prehistóricos.
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Durante los últimos 30 millones de años y hasta su extinción hace unos 10 mil años atrás, los gliptodontes fueron uno de los grandes mamíferos que habitaron Sudamérica. Con su cuerpo totalmente protegido por una coraza, se destacaban entre los animales más imponentes de la fauna continental y lograron migrar hasta América Central y del Norte.
Pese al gran número de especies fósiles de gliptodontes que existen en todo el continente americano, la evolución de estos grandes mamíferos herbívoros todavía presenta capítulos inciertos. Para conocer más precisiones de ese proceso, científicos argentinos y norteamericanos proyectan nuevos estudios.
En un reciente viaje a Estados Unidos, investigadores del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET– UNNE) de Corrientes, iniciaron un trabajo conjunto con científicos del Museo de Arizona del Norte, que consistió en un análisis preliminar de las distintas colecciones que contienen restos de gliptodontes. Este primer encuentro permitió intercambiar ideas acerca de ejemplares de distintas partes de Sudamérica y América del Norte y formular nuevas hipótesis respecto a la diversidad de estos mamíferos, que serán profundizadas en el marco de un proyecto conjunto con investigadores del Museo de La Plata, al que también se sumarán especialistas de otros países en futuras instancias.
“Nuestros estudios han demostrado que en algún momento del Pleistoceno y posiblemente relacionado a una glaciación que transformó a América Central en un ambiente propicio para la migración, los gliptodontes norteamericanos entraron a Sudamérica. Así lo atestiguan los restos hallados recientemente en Venezuela y Brasil. Es decir, no solamente llegaron a América del Norte, sino que luego de algunos millones de años volvieron a Sudamérica, ya diferenciados en un género diferente”, explica el investigador independiente del CONICET en el CECOAL, Alfredo Zurita, uno de los principales especialistas en gliptodontes del país.
A diferencia de otros grupos de mamíferos emparentados (como los perezosos y los armadillos), los gliptodontes fueron relativamente poco estudiados, pese a haber sido bastante comunes en toda América. El objetivo de los paleontólogos argentinos y norteamericanos es realizar un estudio detallado, comparando la diversidad y evolución en América del Sur y del Norte de los gliptodontinos, una subfamilia particular dentro de los gliptodontes. Con estos resultados, podrán establecer las diferencias o similitudes que tuvieron estos mamíferos en las distintas áreas y conocer más acerca de su evolución.
“Hasta hace un tiempo atrás sabíamos muy poco de los gliptodontinos excepto que, dentro de la notable diversidad de gliptodontes que habitó Sudamérica, fueron probablemente los únicos en llegar a América del Norte, con una historia que es muy particular. Estimamos que tuvieron su origen en el norte de Sudamérica, hace unos 12 millones de años y que hace unos 8 millones de años arribaron al sur de Sudamérica, gracias a que en ese momento existían grandes planicies –en lo que fuera denominada la “Edad de las Planicies Australes”-, que facilitaron los procesos de migración. Sin embargo, los gliptodontinos parecen haber sido muy escasos en estas latitudes durante varios millones de años hasta que, repentinamente y hace unos dos millones de años, pasaron a ser uno de los grupos más comunes de gliptodontes”, señala Zurita.
Junto con el grupo norteamericano liderado por el paleontólogo David Gillette, del Museo de Arizona del Norte, los científicos argentinos recorrieron en Estados Unidos distintas colecciones paleontológicas que cuentan con materiales de gliptodontinos. “Este encuentro fue clave para ambos grupos de investigadores porque nos permitió cotejar ideas, interactuar y ampliar el panorama de los estudios que existen en todo el continente acerca de los gliptodontes y sus procesos migratorios. Generó un panorama nuevo y tenemos que empezar a trabajar con conceptos radicalmente distintos, basados en una evolución morfológica sumamente lenta y en que la diversidad siempre fue mucho mayor en Sudamérica con respecto a América Central y del Norte”, explica el investigador.
“Se pensaba que los gliptodontinos habían tenido una evolución rápida desde que ingresaron a América del Norte, dado que se encontraron con un ecosistema diferente, al que debieron adaptarse. Sin embargo, lo que observamos ahora es que prácticamente no tuvieron cambios morfológicos importantes en casi 4 millones de años. De hecho, es posible que los fósiles de 4 millones de años y aquellos de 30 mil años correspondan a una misma especie. Incluso, su distribución geográfica fue bastante limitada, ya que ningún gliptodontino superó los 35° de latitud norte. La diversidad de gliptodontes en América Central y América del Norte parece ser asombrosamente baja en comparación con lo que estamos viendo en Sudamérica”, indica Zurita.
“Este nuevo escenario que se nos presenta nos obliga a reinterpretar mucho de lo que creíamos saber sobre la evolución y diversidad de los gliptodontes en general, tanto en América del Sur como en América del Norte. Ese es un proceso muy interesante, propio de la ciencia: a veces uno tiene una idea dando vueltas en la cabeza durante décadas, pero no puede terminar de cerrarla porque falta algo. Nos pasaba lo mismo tanto a nosotros como a los investigadores de Estados Unidos y este encuentro nos permitió configurar nuevas perspectivas para todos,” finaliza el paleontólogo.
Por Cecilia Fernández Castañón. CCT Nordeste.