ENGEO en Resistencia, Chaco

La Antropología Histórica, un vehículo para estudiar a la sociedad

En la jornada del ENGEO del jueves, la investigadora Ana María Lorandi (UBA-CONICET) realizó una de las conferencias más convocantes del congreso.


(izq. a der.) Dra. Ana María Lorandi, Dra. María Laura Salinas, Dra. María Silvia Leoni y Dra. Mariana Giordano.

Desde una mirada que busca unir teórica y metodológicamente a la historia con la antropología, la doctora Ana María Lorandi (Universidad de Buenos Aires – CONICET) explica cómo surgió la Etnohistoria o la Antropología Histórica para estudiar a los grupos y comunidades. En el marco del XXXIV Encuentro de Geohistoria Regional, hizo un repaso por el desarrollo epistemológico de las ciencias sociales y humanidades.

“¿Qué puede esperar la sociedad de nosotros y de nuestros saberes? ¿Qué entendemos cuando hablamos de Etnohistoria? ¿Pertenece a las ciencias sociales o a las humanidades?”, con esos interrogantes inició su exposición la investigadora y académica de gran trayectoria, en una ponencia que cautivó la atención de un público compuesto por docentes, investigadores, becarios y estudiantes.

Dentro de las humanidades históricamente estuvieron presentes la filosofía, la historia, el arte, entre otras disciplinas, que constituyeron campos en donde predominaba la especulación, la descripción y la imaginación. “Ésta fue contrapuesta a las ciencias duras y a la rigurosidad que se pretende; estos estereotipos se han matizado, pero aún existen y condicionan las políticas académicas”, expresó Lorandi.

Es así que repasó, rápidamente, cómo fue el trayecto que transitaron distintas ciencias sociales hasta alcanzar el status científico. La sociología, que surge como una reflexión del comportamiento social pero que luego va tendiendo a cuantificar a los hechos sociales. Por su parte la geografía, con una fuerte base en estadísticas y datos medibles, incorpora la influencia de los actores sociales como factores susceptibles de modificar al medio ambiente.

La historia tiene su propio derrotero, al pasar de ser una disciplina enfocada en la historia colonial, a ser una historia social, con una profunda influencia en el siglo XX de la sociología. La antropología, con un surgimiento a partir del descubrimiento del Otro social, de aquel sujeto o comunidad que responde a pautas culturales diferentes a las de la civilización occidental y que debe ser conocido.

“Los antropólogos insertos desde las aldeas transmitían cómo eran las pautas culturales y el universo simbólico de esos hombres”, explicó. Sin embargo, no se consideraba su trayecto histórico, eran sujetos “sin historia”. De manera que esas pautas culturales parecían ser concebidas como una superestructura que tenía su propia dinámica, sin pensar en los hombres que los compartían o producían.

Entonces, cuál es el papel de la Antropología Histórica en este contexto, se preguntó la investigadora. "Se trata de un abordaje más complejo que la recuperación de un relato, se trata de reconstruir esa historia”, expresó. “Las poblaciones indígenas fueron el objeto pasivo de la historia, porque no tenían pasado o era olvidado por los pobladores locales”.

En América, la reivindicación de estas comunidades le correspondió a la antropología, que buscó la esencia de la cultura y realizó una reelaboración de las relaciones interétnicas, tomando modelos teóricos y metodológicos de las ciencias sociales y las humanidades. Además, la investigadora agregó que se trata de una disciplina inclusiva.

“El dilema es llamarlo Etnohistoria o Antropología histórica”, expresó la investigadora. “Se utiliza el término etnia cuando se refiere a hábitos y costumbres de indígenas pero no cuando se estudian a pueblos colonizadores, aunque no sea etimológicamente correcto”, agregó. Esto que puede parecer un tecnicismo constituye una limitación, porque la Antropología Histórica busca estudiar a diferentes grupos sociales, ya sean indígenas o no.

En este sentido, la Antropología Histórica trasciende esa noción de “etnia” y tiene un sentido más amplio. “Descubre cómo estudiar esos otros segmentos, es decir que la sociedad no indígena puede ser analizada desde la Antropología Histórica, es el vehículo para estudiar a la propia sociedad, con aborígenes si los hay”, explicó la doctora. Tal es así que se abordan determinadas comunidades o grupos, siempre bajo la premisa de situarlos históricamente, y privilegiar el análisis de los hábitos, imaginarios, símbolos, rituales, estructuras de parentesco, etc.

“La antropología ha provisto a la historia de categorías y conceptos de gran valor, como ser principalmente el de cultura, además de imaginario y de introducir la emocionalidad”, dijo Lorandi. La historia tiene la particularidad de necesitar intermediaciones, como ser documentos, archivos y diversas fuentes, y la antropología se nutre del testimonio directo, pero en este maridaje entre las dos disciplinas el testimonio oral debe controlarse con el criterio de verdad a través de los documentos.

“Antes la historia se reconstruía desde arriba para abajo, predominando las elites, ahora ya no se interesa solo por aquellos actores que ocuparon el primer plano de la escena política. Esto permitió replantear los fluidos vínculos entre Antropología e Historia, que originalmente se constituyen como disciplinas diferentes”, concluyó la investigadora.

Con su recorrido histórico y epistemológico dejó abierta a la reflexión del auditorio si la Etnohistoria es una disciplina que puede pensarse desde las humanidades o las ciencias sociales, o si puede considerarse como una relación dialéctica entre ambas. La doctora Lorandi captó el interés del auditorio que al finalizar la exposición le hizo preguntas para profundizar sobre algunos aspectos.

Cabe destacar que el XXXIV Encuentro de Geohistoria Regional inició el miércoles 24 de septiembre y continúa hasta hoy viernes 26, a las 18 horas. Habrá diversas mesas de trabajo que abordarán temáticas de historia, política, comunicación, lingüística, historia, etc. El evento es organizado por el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI – CONICET/UNNE).