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La importancia de la vivienda para el cuidado de la salud en el marco de la crisis por COVID-19
Una investigadora del CONICET que participó de la elaboración de la guía de la OMS comparte recomendaciones a tener en cuenta.
En el año 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó una guía con lineamientos sobre vivienda y salud que establece cuáles son las directrices a tener en cuenta para proteger a las poblaciones, según distintos niveles de vulnerabilidad social. En el marco de la crisis mundial provocada por la COVID-19, estas recomendaciones cobran especial relevancia, teniendo en cuenta la necesidad de extremar los cuidados en todos los ámbitos para evitar infecciones en distintos grupos de riesgo.
Así lo señala una de las especialistas que participó del desarrollo de esta guía, la investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI, CONICET – UNNE), María del Carmen Rojas. “Es importante avanzar en el diseño de políticas públicas que incorporen el concepto de vivienda saludable como una estrategia global. Esto es lo que permitirá, por ejemplo, evitar el hacinamiento y garantizar la accesibilidad para las personas con movilidad y comunicación reducidas, que son algunas cuestiones claves para atender en el caso de esta pandemia que estamos atravesando”, considera.
Para la OMS, elevar los estándares de vivienda a nivel global es una de las claves para mejorar la salud y el bienestar de las personas. Las pautas presentadas en el documento reúnen la evidencia más reciente y brindan recomendaciones prácticas que permiten reducir la carga de salud debido a viviendas inseguras y de calidad inferior.
Las directrices que conforman la vivienda saludable, explica Rojas, pueden ser distintas en cada país. “Tienen que ver con los modos de vida individuales, familiares y comunitarios y se constituye en un determinante social del proceso salud-enfermedad-ambiente. En el caso de Argentina, es fundamental identificarlos y tenerlos en cuenta para futuros planes de inversión en obras públicas destinados al mejoramiento de viviendas. A veces, mediante pequeñas modificaciones en el diseño de baños o mediante la incorporación de tecnología muy básica en las cocinas, se logran generar mejores condiciones para la higiene personal, un aspecto clave para la prevención de la propagación de virus como el que causa la COVID-19”, detalla la investigadora.
En el trabajo publicado en 2018, que fue realizado por expertos de distintos países del mundo, también se identifican y resumen las recomendaciones existentes de la OMS con respecto a la calidad del agua, la calidad del aire, el ruido del vecindario, el plomo, el humo de tabaco, entre otros. Las directrices adoptan una perspectiva integral e intersectorial y destacan los beneficios colaterales de las intervenciones que abordan varios factores de riesgo.
“Incorporar todo ese conocimiento, posibilita prevenir y promover en salud y ambiente, reduciendo riesgos de pandemias o brindando mejores condiciones para atravesarlas”, reflexiona Rojas, quien trabaja la temática de la vulnerabilidad sociodemográfica vinculada a la vivienda y la salud desde hace más de una década.
La guía de la OMS puede ser consultada y descargada de manera gratuita en este enlace.